En el artículo Las
nubes, Azorín toma como
referencia un conocido clásico de Fernando de Rojas, La Celestina,
y le da una dirección completamente diferente, puesto que cambia el final
original. Para ello, Azorín utiliza el recurso de la ironía inicial: “Calisto y Melibea se casaron –como
sabrá el lector, si ha leído La Celestina”, ya que en la obra de La Celestina, ambos mueren
por diversas circunstancias.
El tema principal del artículo es el eterno retorno,
representado por las nubes, y aparece de manera recurrente a lo largo de todo
el texto, por ejemplo cuando dice “las
nubes nos dan una sensación de inestabilidad y eternidad…Estas nubes que
miramos las miraron hace doscientos, quinientos, mil, tres mil años, otros
hombres con las mismas pasiones y las mismas ansias que nosotros”. Azorín
presenta las nubes como una metáfora de la realidad permanente, frente al
cambio constante de las personas.
En segundo lugar, vuelve a recurrir al tema cuando dice: “vivir es ver volver. Es ver volver
todo en un retorno perdurable, eterno; ver volver todo –angustias, alegrías,
esperanzas- como esas nubes que son siempre distintas y siempre las mismas,
como esas nubes fugaces e inmutables”. La
idea del eterno retorno se materializa, de nuevo, en el último fragmento del
artículo, cuando Calisto ve a su hija Alisa hablar con un adulto. Este hecho
refleja exactamente la misma situación, las mismas intenciones e ideas con las
que Calisto conquistó a Melibea, pero los protagonistas son otras personas. Por
tanto, el autor vuelve a transmitir que todo es permanente excepto el ser
humano.
Por otro lado, como tema contrapuesto al eterno retorno,
Azorín transmite el paso del tiempo “vivir es ver pasar o en la progresión cuando queremos tener aprisionado
el tiempo – en un momento de ventura- vemos que han pasado ya semanas, meses,
años”. Asimismo, la rapidez
del paso del tiempo se ve reflejada en la fluidez del texto, ya que el autor
construye oraciones sencillas y cortas que hacen la lectura más rápida y
dinámica. En cambio, con el uso abundante de descripciones,
repletas de adjetivos que detallan cada cosa con minuciosidad, el texto
también adquiere lentitud.
Finalmente, desde mi punto de vista, el recurso de cambiar
el final a las obras originales, me parece una propuesta interesante
para planteársela a los alumnos a partir de tercer ciclo de Primaria.
Por ejemplo, les podemos presentar historias breves y que ellos propongan y
cambien el final de acuerdo a sus intereses. De esta manera, fomentamos la
composición creativa, y conseguimos finales diferentes adaptados a cada lector,
así todos ellos quedarán satisfechos con el desenlace. Además, es una buena vía
para incrementar la implicación del alumno en la lectura de textos, puesto que
si se convierten en creadores, se fijarán más en los detalles de la obra
original.
Firmado: Irene Esclapez Sempere
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