Estas semanas que hemos estado exponiendo en clase,
en muchas ocasiones, ha surgido la discusión sobre ¿cómo trabajar la ortografía
con los alumnos? La mayoría de nosotros tenemos asimilado un modelo tradicional;
basado en la memorización de normas ortográficas y en la repetición de
ejercicios de completar con determinadas grafías. Seguimos defendiendo este
modelo debido a nuestros preconceptos, ya que durante nuestro periodo de
formación nos enseñaron de esta manera, y ahora tendemos a reproducirlo directamente.
Deberíamos pararnos a reflexionar si esta enseñanza es la más efectiva. Para
ello, nada más sencillo que preguntarnos: ¿De cuántas normas ortográficas me
acuerdo? ¿Cuándo escribo pienso en ellas? Inmediatamente, nuestra respuesta
será la solución: no podemos seguir con este modelo de enseñanza, tenemos que
empezar a cambiar.
Para empezar, debemos mentalizarnos que el
aprendizaje de la ortografía se ve insertado de manera implícita en la
composición de textos, es decir, no se trabaja de manera aislada si no aplicada
a una situación comunicativa concreta. Por tanto,
los alumnos tomarán conciencia de que un uso adecuado de la ortografía permite
que el mensaje que quieren comunicar sea correcto y entendible por el receptor.
Por este motivo, mostrarán interés por
escribir bien y adquirirán el hábito de autocorrección a partir de la
planificación, la reflexión y la revisión de los textos. Asimismo, serán
conscientes de la posibilidad de error y buscarán una manera de corregirlo,
preguntando, buscando información en diccionarios, etc. Por tanto, desde este
planteamiento no se pretende que corrijan los errores y los memoricen, si no
que sepan por qué lo han escrito mal y trabajar a partir de ello.
A
continuación, indico algunas propuestas que los docentes pueden aplicar para el
desarrollo de la conciencia ortográfica.
- Planteamiento de situaciones reales de escritura, como la redacción de cartas, emails, diarios escolares, notas informativas, etc.
- Creación de espacios de discusión en grupo sobre los problemas ortográficos y la reflexión a partir de las revisiones de textos.
Finalmente, me gustaría animar a que todos nosotros cambiásemos nuestra
concepción de la enseñanza de la ortografía descontextualizada, mecánica y
automatizable, e intentásemos que nuestros alumnos reflexionasen y tomasen
conciencia de su escritura. De esta manera, estaremos formando personas
críticas y conscientes de sus aprendizajes.
Firmado: Irene Esclapez Sempere
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