El pasado jueves, se planteó en clase la lectura del artículo
“Las nubes” de Azorín. Una obra basada en La
Celestina de Fernando de Rojas, en la que el autor ofrece un final
alternativo a dicha obra, donde Calixto y Melibea se casan y tienen una hija,
Alisa.
A lo largo de la obra, podemos observar que Azorín comienza
y termina con la misma escena. Esta está extraída del “Argumento del primer acto” de La Celestina, en la cual Calixto entra en la huerta de Melibea
persiguiendo un halcón y conversa con ella. La misma situación ocurre al final
cuando, en lugar de Melibea, es su hija Alisa la que vuelve a vivir esa
situación.
Al mismo tiempo, destaca Calixto, que se muestra como un
personaje reflexivo que aparece con la cabeza reclinada en la mano, mirando en
el cielo las nubes; expresando el paso del tiempo. Para él, las nubes son como
la vida “la imagen del tiempo” que son “distintas pero siempre son las mismas”,
permanecen eternas. Estas hacen
referencia a la vuelta a actuar de la misma manera (el eterno retorno
perdurable). Esto nos permite conocer cómo va a continuar la historia, pues se
va a repetir.
Asimismo, otro elemento que podemos resaltar es la descripción
minuciosa tanto del contexto, los personajes como de las acciones que ocurren.
De hecho, destaca la representación de la huerta, con colores vivos, y la que realiza de la casa, basándose en el cuadro de Las Meninas de Velázquez, datada,
aproximadamente, dos siglos después de
la publicación de La Celestina.
Finalmente, destacar que Azorín nos puede hacer reflexionar
sobre nuestras actuaciones y la
tendencia a repetirlas. Debemos intentar no cometer los mismos errores que otros cometieron. Trasladado a la educación, debemos evitar aquello que no se útil para nuestros alumnos y cambiarlo por aquello que sea eficaz.
Firmado: María Pizana Iniesta
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