El artículo “¿Movilidad exterior?No, es desesperación” nos hace reflexionar
acerca de la actual situación formativa y laboral en España. Según Eurostat, nuestro país está a la cabeza de la
sobrecualificación laboral en la Unión Europea. Entonces ¿por qué conocemos
miles de casos de migraciones de jóvenes españoles con una formación académica
buena? Parece que miramos hacia otro lado para no percatarnos de que estamos
invirtiendo en talentos que luego no “aprovechamos”.
Por un lado, la cruda
realidad es que, si hace unos años un título
universitario era una ventaja a la hora de
encontrar un buen trabajo, actualmente nada más lejos de la realidad. Este hecho provoca la desmotivación de muchos jóvenes,
que no encuentran sentido al esfuerzo económico y académico que supone estudiar
durante tantos años.
Por otro lado, la sociedad española
también está desaprovechando talentos que no pueden llegar a desarrollarse,
puesto que las posibilidades de seguir formándose son algo casi imposible,
debido al elevado coste económico de másters y carreras universitarias.
Finalmente, me gustaría comentar que
hasta que nuestra sociedad no aprecie el talento, estamos fracasando. De hecho,
mediante los recortes en educación y la falta de apoyo a los investigadores,
estamos empobreciendo a la sociedad española, tanto económica, como social y
culturalmente. No podemos permitir más esta situación, pues estamos propiciando
que los jóvenes, desesperados por “sobrevivir” y labrar un futuro que en España
sería incierto, no tengan más opciones que emigrar. Y después de comentar todas
las anteriores cuestiones, no se me ocurre mejor manera de acabar que decir lo
siguiente:
Un país que no valora a sus talentos, es un país que no cree en el futuro.
Firmado: Irene Esclapez Sempere
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