Actualmente tratamos
con una visión de la lectura que cambia el rol tradicional del lector pasivo y lo transforma mediante la estructura del
texto. Antes los métodos de enseñanza de la lectura no contemplaban este tipo
de construcción del conocimiento.
El enfoque anterior se
centra en los procesos mediante actividades de descodificación y descubrir los objetivos
del texto para comprender lo. El lector, sin embargo, realiza una labor
interactiva de construcción de significados, de este modo, la educación para la
lectura se convierte en un complejo proceso cuya finalidad es que el lector se
implique y dialogue con el texto.
Quizás el error que el
autor plantea que teníamos es hacer de la lectura un método de aislar al alumno.
El autor marca entonces la necesidad de un cambio de lectura, pasar de una
lectura de gran carga de páginas a una más concentrada en los conocimiento que
queremos transmitir.
Para Mendoza, la lectura de un texto avanza
entre certezas y errores, estas se corroboran o no a través de la lectura que
nos lleva a la fase de comprensión, en la que los datos ya han sido
contrastados y podemos realizar inferencias coherentes.
Otros puntos clave, es los
conocimientos del lector y su relación con el texto debido a que influye en la
eficacia de la lectura. En cuanto a la tensión lectora, hace referencia a las
futuras pregunta que pueda plantearse el lector y como estas pueden despertar
futuras interacciones.
El
artículo esquematiza las diferentes fases del proceso lector y las describe
pero creo que ese no es el objeto de este resumen, ya que, para ese desarrollo
concreto es mejor leer el artículo directamente.
La finalidad del
proceso lector es una atribución de una interpretación personal del lector, para
lograr así sus objetivos mediante el uso del texto que mejor le interese.